domingo, 6 de febrero de 2011

Esquila de la vicuña. Laguna Blanca Catamarca


El 5 y 6 de Noviembre del 2010 se realizó en Laguna Blanca, Departamento Belén, Catamarca, el Chaku, método incaico de encerrar a las vicuñas para esquilarlas, que van a beber a un ojo de agua cercano a la laguna. Los integrantes de la cooperativa del pueblo acorralan a las vicuñas hasta una manga y luego proceden a esquilarlas y repartir los codiciados vellones. La lana procesada en valiosos tejidos de ponchos, guantes, pulseras, etc. es comerciada por la cooperativa. El proceso se basa en la solidaridad de los habitantes, algunos agrónomos y veterinarios del INTA y unos pocos turistas que colaboran. Representantes del gobierno controlan la actividad ya que la vicuña es un animal protegido que estuvo en vías de extinción. El kg. de lana se vende en el mercado internacional a 600 dólares y un par de guantes de vicuña, tejidos artesanalmente cuesta 200 pesos.
Emprendimos este viaje, de aventura y conocimiento, tres amigos, Riqui Accietto y Zulema Córdoba (Ingenieros Agrónomos) y yo Elsa Torres (Fotógrafa). Aprendimos bastante del modo de trabajo y de la puna catamarqueña. La gente es suave, amable y muy trabajadora. El pueblo y la laguna gozan de la belleza de la soledad. Las vicuñas son animales PRECIOSOS y sobre todo muy pródigos para estos habitantes de tierras áridas.

De madrugada hacia laguna blanca


Mimetizadas con el paisaje
comenzamos a ver a las
primeras salvajes




La gente va llegando...



Todos a trabajar







Ellas tratan de escapar







María, esquiladora y tejedora

Las llamas se retiran
muy tranquilas, hoy no
les toca



Ellas se quedan
muy asustadas


La esquiladora espera...

Toda la familia
participa de
la esquila


El vellón prolijamente
extraído


Las mujeres embolsan
los vellones


Luego, se deposita suavemente
a la vicuña en el suelo


Pero ella aún no sabe
que ya es libre



Pero cuando lo advierte...

Salta y se aleja.
Por unos años no se
la molestará


Nos vamos de Laguna Blanca


Agradezco a mi amigo Jorge que me avivó, a Riqui y Zulema que me acompañaron, a María que nos explicó, y a la naturaleza por tanta belleza.